Imagina que eres un chef que acaba de abrir un nuevo restaurante. Has creado un menú de platos deliciosos, pero hay un inconveniente: los comensales deben pagar su comida antes de probarla. Si no les gusta, pueden devolverla, pero tendrán que cubrir el costo de la eliminación.
¿Cuántos clientes crees que correrían ese riesgo?
Este escenario es similar al dilema que podrías enfrentar al decidir entre devoluciones gratuitas y pagadas. En el espacio online, donde los clientes no pueden tocar, oler o probar los productos antes de comprarlos, las políticas de devolución actúan como una red de seguridad para los compradores cautelosos. Pero las devoluciones pueden ser costosas para tu negocio. Y una tasa de devolución muy alta puede consumir la mayor parte de tus beneficios.
Si eres un minorista en línea, podrías sentir que estás atrapado entre intentar aumentar la conversión y reducir costos.
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