El fraude de carding es una forma sofisticada de ciberdelito que implica el uso no autorizado y el tráfico de información de tarjetas robadas. Son esencialmente ciberdelincuentes armados con un montón de detalles de tarjetas robadas, probando cuáles aún funcionan. Usan bots para probar miles de números de tarjetas en sitios de comercio electrónico, esperando encontrar tarjetas que funcionen. Es una versión de alta tecnología de abrir cerraduras, pero con tarjetas de crédito.

¿Pero cómo funciona el carding? El proceso generalmente se desarrolla en varias etapas:

• Adquisición de datos: Los ciberdelincuentes obtienen información de tarjetas a través de diversos medios, como violaciones de datos, dispositivos de skimming o comprando datos robados en la dark web.

• Validación: Los detalles de las tarjetas de crédito robadas son entonces ‘probados’ o validados, a menudo mediante pequeñas compras en plataformas de comercio electrónico. Esto ayuda a los estafadores a identificar qué información de tarjeta sigue activa y usable.

• Explotación: Una vez confirmados los detalles válidos de la tarjeta, los criminales utilizan esta información para realizar compras fraudulentas. Una táctica común es comprar tarjetas de regalo prepago, que son fáciles de revender y difíciles de rastrear.

• Monetización: El paso final implica convertir los bienes o tarjetas de regalo obtenidos de manera fraudulenta en efectivo, a menudo a través de mercados en línea o intercambios de criptomonedas.

Este esquema de carding no se limita solo a tarjetas de crédito; se extiende también a tarjetas de débito y tarjetas de regalo. El alcance de las actividades de carding también incluye la explotación de datos personales y diversas técnicas de lavado de dinero que ocultan el origen de los fondos obtenidos fraudulentamente.